Caminando entre historias

Si la arena que pisas ante ti se levanta
y no puedes ni recordar lo que tenías atesorado,
tras el ardor de tu garganta y el cegar de esos ojos
que inocentemente ven mundo
pero sin conciencia de lo que realmente es,
mascaras de carnavales brillaran
para hacerte olvidar una vida, un pasado,
o quizás sólo una historia
escrita en sangre
sobre los remordimientos de una conciencia
que crees es la tuya,
pero realmente ha sido forjada
por extraños de otro mundo,
que lo único que desean es dominar
tus ansias, tu ser, tu alma.

Sonrisa de un diablo que idolatra la apariencia
ante una multitud que se maravilla
de la increíble perfección de la que se ha hecho un Dios,
su historia, su libro, su leyenda.

Ya que escondido en uno de los recónditos
y caprichosos huequecillos de tu corazón,
sobreviven sentimientos nacidos en lágrimas
que realmente son tu persona
emanada a pequeñas cantidades,
cual perfume caro que por miedo a gastar,
nunca se usa y se echa a perder.
En ti está el destapar esa esencia
que muchos temen
por temor a perder la suya propia,
que si por mi depende
vive, grita y llora,
se espejo de lo que es un verdadero ser,
y hagamos que este mundo se vea reflejado
ante la pureza de unas almas
que tan sólo quieren ser espejo
de lo que en antaño
era amor, y sólo amor
descansando sobre los pechos
de unas personas
que no sabían ni lo que era el habla.

Llora y sonríe, pues eres humano
se aparente si quieres, pero libera,
deja lágrimas manar símbolo del eco
de un ser que has llevado desde que naciste,
ahí escondido, en uno de esos sagrados lugares
donde solo alcanzan a ver
los sentimientos de esos pobres mártires
que tuvieron que dejar trocitos de su corazón
por donde fueron pasando
para no olvidarse del camino de regreso
hacia lo que en realidad eran,
fuentes de un amor que se vertía a raudales
sobre todos aquellos que se arrimaban
y con su alma imploraban
la ayuda que todos en algún momento
hemos llegado a necesitar,
venida de aquellos perdidos antepasados
que todo lo daban por el calor
y el abrazo de aquellos pobres y desgraciados
niños enjaulados por el creer saber demasiado.

rancaru

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