Los pájaros volaban fugaces, pues todos lo sabían,
esperaban lo imposible, que no hubiese guerra,
que hubiera esperanza,
todos nos equivocamos
las armas abrieron fuego
y al final todos cayeron,
como si fueran pétalos de rosa
quedaron marchitos en el suelo.

A todo esto lo llamaron guerra santa,
bendita era, ¡ Dios mío ! que gran ignorancia
¿ acaso matando gente se gana uno el favor del gran Jefe ?.

Él no quiere guerras, no quiere matanzas
tan sólo quiere una respuesta de paz
un futuro en el que no llevemos corazas,
que seamos libertadores, no carceleros ni explotadores
pues que creéis vosotros que habrá en el cielo,
¿ Os digo lo que pienso ?
será un lugar maravilloso
un lugar en el que habrá amor sobre todas las cosas
se le tendrá incluso al más odioso,
pero, ¿ Quién habla de odio ?
tampoco existirá.

¡ Oh Dios mío ! dime que es lo que allí habrá,
pues no tendremos cuerpo,
no tendremos frío,
no podremos ni siquiera llorar,
tan solo el bien sentiremos en nuestro interior,
y una gran sensación de paz,
y pienso yo,
¿ no es demasiado poco esto, para nuestra futura eternidad ?