
Valores de un ser,
salen sin perdonar
ya que tras oscuras sombras
nos llegan al alma.
Hecho sin deber ser
vivir solamente para ver,
tras resplandores cegadores,
volvemos todos a la sed.
Tempestad a flor de piel,
desgarrador momento de ayer,
extendiéndose como un lamento
los recuerdos de un caer.
Voluntad de unos,
acallan la de otros,
el fuego que los levanta
consume y afecta a todos.
Bravura del caído
alienta a la masa,
inútiles en avalancha,
pues la muerte los tapa.
Memorias del ajeno,
avanzan y atrapan,
mentes limpias de agua
se condenan tras la venganza.
Y llega el olvido,
como aquel desvarío que acecha,
adueñándose de todos,
he ahí lo que nos queda,
he ahí nuestra naturaleza.