
Escalera de tonalidades ante un ser,
expansión de lo inimaginable en un porqué,
al son de un clan que ya se acaba,
vive, vive, y no descansa.
Enturbiado quehacer por un saber,
ansía la paz más de un haz,
que por no querer entrelazarse,
cae en rigurosos acertijos,
que ni de nombre osan aclarar,
ni por un camino señalar.
Es delirio, locura o enredo,
el no saber si por ello deseo,
¿qué cae antes?,
el olvido o un te quiero.
Más señalo que no tramo,
pienso o hago por amar,
ya que sin ser aclamado,
no consigo si quiera olvidar.
¿Quiere decir eso me entrego?,
pues yo no alcanzó y lo intento
al tropezar con lo que espero,
y empezar así mi vuelo
entre causas de un querer,
y destellos de un corazón,
que no ansía el latir,
sin el ritmo de esa voz,
que entre latido y latido,
se adentra más y más,
convirtiéndoseme en amor,
entre el confundido pensar de un niño,
y el torno de un desertor.