
Una lágrima se me escapa,
y latido tras latido,
me siento morir,
reloj con aguja en ocho,
eres un espectador,
tan frío, tan simple,
tan ecuánime pero profundo,
tan calculador y rotundo.
Acoges mis sentimientos,
proteges a mis venas,
sangre mía que te rodea
metal frío que me aferra.
No tienes fe,
no tienes ciencia,
pero por qué mi vida,
por qué mi anhelo,
por qué mis llantos,
aliento y lamentos.